El maldito castillo de naipes llamado familia se desarma, las cartas caen una y otra vez, caen, se levantan, flotando, bailando en un burlesco baile llamado mentira. Un señor nos pretende engañar, y doy mi vida que no logra engañarse ni a sà mismo, ni lo que siente por nosotros. Un eterno desfile entre sà y no, donde nunca se sabe el final de la historia, la resolución a tanto pisotear nuestra dignidad desde que tengo memoria. No sé si se irá o se queda, no lo sé, ya no me importa. El sueño de infante inocente, de tener una familia normal, se perdió hace años, entre faldas, rouge barato y polvo, entre la irresponsabilidad de alguien que jamás quiso asumir su condición de no amarnos lo suficiente como para dejar de hacernos sufrir. Murió en el cuerpo de una niña, que con sus propios ojos, a los siete años, comprobaba que nunca tuvo al Ãdolo que la mayorÃa suele tener en su tierna infancia, llamado PADRE, alguien que a los siete años ya tiene que razonar como un adulto de corazón envejecido. No podÃa caer del pedestal, pues nunca lo subà a planos tan superiores en mi vida, no sabÃa como hacerlo después de todo. Y ya cualquier cosa que ocurra no te importa mucho, al fin y el cabo, todo siempre sigue igual, y te puedes pudrir con lo que sientes, que al final estás sola, viviendo con cinco personas, pero estás sola, no puedes hablar mucho del tema, porque ninguno es demasiado sincero, incluyéndome. Al menos ya estás grande, y sabes que no te pueden golpear por decirle a alguien que es un mentiroso. Sólo que las conversaciones traen recuerdos, y es ahà donde el dolor hace su entrada, diciéndote que aún no superas realmente, o no te acostumbraste nunca a una situación, recuerdas lo malo y lo bueno se lo lleva el diablo. No lloras, no haces nada, sólo te sientes como la peor de las mierdas, y el nudo en la garganta no te deja respirar bien. Tu dignidad yace en el suelo, te sientes engañada, y sólo puedes cerrar la página, tomar una guÃa de estudio y no pensar, luego viene el sueño reparador. La pena que sientes no tiene sentido.
02 de diciembre de 2005 02:48 AM |