un pequeño cuentito que se me ocurrio el otro dÃa... en realidad debia ser un poema, pero se me escapo de las manos como siempre...
Si hoy sueño entre la madera seca de un recuerdo, no olvides que no podrás recordar mi nombre. si sueñas con mi cabello, recuerda que no podrás estar entre mis sueños... otra vez...
si aún puedo volar a pesar de mis alas mutiladas, creelo, no es por ti, ni por la frágil luz nocturna ni por amante alguno, no lo sé, ni aún puede saberlo mi alma perdida en el planeta del olvido...
No quisiste tomar mi mano cuando yo te lo pedÃ, no quisiste sostenerme cuando yo te sostuve la mirada diciendo aún no te vayas... me abandonaste en el desierto de la soledad. ahà quedé llorando en silencio, esperando en secreto a que volvieras, volviendo mi cuerpo metal para no sentir la angustia de tu ausencia.
Envenenada por mi propia sangre mi cuerpo tocó tierra en un desmayo fatal, tras el cual se olvidó mucho del pasado y sólo quedaron una alas rotas y temerosas de volar...
mis deseos viajaron hacia un solo sentido, tenerte de nuevo entre mis brazos. luego vino la tormenta, cruel y avasalladora del presente, mostrandome todo el panorama de lo cierto y matando la falacia de mi mundo perdido.
La esperanza murió tras el aluvión fluvial desatado, me mojé lúgubres de sentimientos hasta la médula de los huesos. las esperanza huyó y no pude soportarlo...
Hoy observo todo desde acá. no me mires con esos ojos, ya no puedes verme, esto es sólo protocolo. obviamente tenÃas que estar aquÃ, al igual que mucha gente que me conoció, tan sólo como un espectador más de la joven que fracturó su vida de forma tan temprana y dolorosa... no me culpes, no me juzgues, ni te preguntes porque sucedió, nunca lo sabrás. tampoco trates de preguntarme nada, nada puedo contestar, nada recuerdo hoy, ni aún yo sé lo que pasó. sóllo sé lo que sentÃ, la rapidez se llevó gran parte de mi memoria...
Ya nada puedo esperar, no existe ningún milagro que me haga retornar con ustedes. no pienses que estoy ardiendo en el infierno por ser el alma suicida en que me convertÃ. estoy más cerca de lo que imaginas, estoy acá. no puedes verme, no puedes tocarme ni olerme...ni sentirme, ni tampoco puedo tocarte, sólo puedo verlos... los veo a todos arrojando rosas en un ritual de despedida, mas valiese que fueran piedras, pues eso es lo que sentà durante gran parte de mi vida, ahora son rosas y de nada me vale...
El aire me enreda entre sus fibras, no sé como aún puedo volar, pronto me expandiré por todo este lugar, es poco el tiempo que me queda. cuando todos ustedes se dispersen me iré flotando por toda la ciudad y dejaré de ser yo, construyendo para cada uno una imagen diferente...
no, no te molestes en llorar, no demuestres lo que no sentiste, guarda esa lágrima por si algún dÃa al igual que yo estas observando en silencio marchar a tu amado con otra amada que no eres tú, dona resa lágrima para mis ojos y dejame derramarla en señal de lo último que haré por ti...
Adios, todos comienzan a marchar de este lugar... ya no puedo ver bien, pero aún te puedo sentir... aún me puedo diluir... todo es sombra... oscuridad... sueño profundo... lento desmayar... es el fin, nunca podré reunirlos otra vez y darme esta vida fugaz... piedra... árbol... niño... tierra... arbusto... ya no soy yo... me he ido con exasperante precisión... la muerte y el olvido... adios...
stgo 31 de mayo del 2005
polichinela
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