Algo que contar...
Una noche en que la tristeza nuevamente volvía a impregnarse de mi cuerpo. Un oscuro momento en donde creía no poder llegar a conocer a nadie más, queriendo ahogar el dolor con el tumulto, con la música que esta vez no logró embriagar ni el más torpe de mis sentidos, sintiéndome como muchas otras veces, rodeada de gente, sin embargo sorprendiéndome inmensamente sola y perturbada por el fino abrazo de una soledad que me taladra, que no abandona mi olvidado planeta hasta no hacer trizas mi fácil sonrisa de niña perdida entre el umbral del bullicio y el silencio. En el momento en que vuelvo a sentirme en el fondo del túnel, sin esperar nada, sin encontrar encanto donde sinceramente no lo hay, saboreando insípido hasta lo más conmovedor...
De pronto me perdí en lo irreal de una noche extravagante. Llega como una luna inquietante, cual silueta dibujada en mil espejos de viento, llega como un felino inquieto y meloso, seduciendo incluso a la flor más intensa, transformando el aire como un mago al acecho de mi espíritu. Me inquieta, trato de huir por leves instantes, pero mi cuerpo indómito permanece inmóvil, no pretende siquiera resistirse al hechizo que provoca su rostro de pueril fiera nocturna. En un reloj congelado, el fuego irrumpe con su danza sofocando las miradas, luego los labios se juntan, todo es extraño, pues siento conocerlo hace mucho más que tan sólo unos minutos. Me entrelaza en sus cabellos y nuestros brazos se sumergen en el rito de los cuerpos desconocidos y el sonido alborotador de la noche que hace peligrar a los astros, por un momento lo entremezclo con mi pensamiento, y pienso en hacerlo parte de mi mundo, de cualquier forma, así sea como amigo o algo más, lo cierto es que no quiero alejarlo. Luego la cabeza sigue maquinando, y el corazón sintiendo, y me confundo hoy más que ayer, pues me hizo sentir demasiado bien aquel abrazo, y el contacto de sus labios con mi hombro desnudo, me provocó la típica emoción inexpresable recorriendo mi espalda, aquella percepción de algo que me conmueve y a la vez me abre la compuerta del placer...
Polichinela noctámbulo
Stgo. 16 de enero de 2006 02:10 am
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